
"Señores, no hay tiempo para experiencias extraoficiales", diría JR cuando el ojo Remi está a punto de estallar. Sin alcohol pero con mucho trabajo le doy la razón. Ni siquiera he podido abrir un libro, una revista, ver cine ni echarme el riguroso taco de ojo sabadeño en Puerto Madero. Pero este merecido receso lo dedico a escribir para aflojar los dedos, como diría la gran Rosa Púrpura de ese DF que extraño un montón. La rigidez está a punto de provocarme un infarto, eso es cierto.
Sin embargo, llegar a casa, dejar de pensar y olvidar los archivos que han llegado a mi correo es realmente relajante. Como una venganza... diría yo.
Bueno, seguimos, no hay más. Otros están peor.